Por
el Medio de la Calle se niega a morir
Este
año todo cambió. Y creo que muchos no lograron entender las razones que
llevaron a Por el Medio de la Calle a cambiar.
Escuché
a varios diciendo: “Este evento perdió su esencia”, al ver que en esta edición
no hubo cierre de calles y que las
actividades se concentraron en cinco plazas que obligaban a los asistentes a
caminar de un lado a otro para ver la programación. “Me gustaba más como era
antes”, oí decir.
Y está bien. Cada quien tiene su opinión. El asunto es que creo que pocos se detuvieron a pensar: ¿Por qué cambió? La verdad, no creo que la decisión de
modificar el formato del evento haya sido un antojo de los
organizadores. Pues quienes estuvieron en la edición del año pasada deben recordar
que fue un completo desastre. Por tanto, quedaban dos opciones: o el evento cambiaba o simplemente moría.
¿Quién podría tener la culpa de ello? A) Los organizadores por habérseles escapado de las
manos o por generar expectativas demasiadas altas. B) Los vecinos por su
intolerancia ante un evento que supone molestias a su cotidianidad. C) Los
asistentes que en cada edición demuestran que no saben cómo comportarse frente
a una actividad de tal magnitud sin ingerir alcohol o consumir drogas de forma
descontrolada. O todas las anteriores.
¿Qué fácil es criticar, no?. Pero qué difícil es pensar qué tanto pudimos nosotros
influir en ese cambio. Qué complicado se les hace a algunos mirar más allá y pensar lo cuesta arriba que es producir un evento de tal magnitud. O qué improbable es que algunos tomen en cuenta las implicaciones que tiene para una municipalidad cerrar por
un día las calles de un sector, donde viven en su mayoría personas de la
tercera edad.
No pretendo
favorecer o justificar a nadie. Sólo quería que nos detuviéramos a pensar en
algunas cosas antes de hacer algún juicio sobre el cambio de formato de la edición 2012. En mi opinión, Por el Medio de la Calle es un evento que no se puede dejar morir, porque a él le debemos esa experiencia de “hacer ciudad”. Y por esa razón, creo que siempre hay que darle un voto de confianza.
Aparte,
sus organizadores demostraron que de los errores también se aprende. Y eso es
invaluable. A diferencia del año pasado, no me fui con mal sabor. Logré caminar
a mis anchas. Me encantó la idea de presentar un grupo música barroca en el
mercado municipal. Comí sabroso en la terraza del mercado. Escuché a Gaélica
sentada en la grama. Y quedé fascinada con la propuesta de la Movida Acústica
Urbana y su ROCKMau.
Me
gustó que se hicieran conversatorios sobre proyectos que están trabajando por
la ciudad. Me pareció valioso que se creara un espacio en el medio de la Plaza
Altamira para la danza. Y me encanta que se haya incluido la Plaza El Indio
dentro del circuito, porque muchos no tenían ni idea de que ese espacio se
llamaba así.
Que
bajó la calidad de las propuestas artísticas, si. Incluso, me pareció que esa
formalidad que se había ganado el año pasado al colocar las piezas de arte en
instalaciones iluminadas, se perdió esta vez. Que Por el Medio de la Calle
parece cada vez más un evento musical que un festival de arte urbano, también.
Que hace falta diversificar los performance, podría ser. Que hay que ponerle un
coto a la ingesta descontrolada de alcohol y al consumo de drogas, sin duda. Pero
esperemos que vengan más ediciones. Y que haya mucho más por aprender.
El
asunto es que no sólo le corresponde a los organizadores autoevaluarse.
Nosotros, también nos toca mirarnos un poco. Quizás allí hallemos la respuesta de por qué Por el medio de la Calle tuvo que cambiar
Mirelis Morales Tovar
@mi_mo_to
Fotos cortesía Eliezer Benavides