sábado, 28 de mayo de 2011

Las cosas que podríamos ver en la ciudad



Los colores de Caracas...

Una ciudad es un ente vivo. Tiene sonidos, olores, sabores, colores... Hace un año me divertí mucho editando los sonidos de Caracas. y sé que quienes los escucharon evocaron esa dinámica eloquecedora, pero a la vez tan auténtica que tiene nuestra ciudad. Ahora, planteó otro ejercicio creativo desde el punto de vista visual. ¿Cuáles son los colores de Caracas? La idea me surgió a partir de un maravilloso trabajo que publicó el Diario El Heraldo de Soria (España) y que conocí a través de Javier Errea, un periodista experto en reediseño de periódicos. Me pareció increíble y como siempre quiero replicarlo en Caracas. ¿Qué color se impone más en la ciudad? (obviando el rojo con connotaciones políticas, por favor) ¿El verde? ¿El azul? El ejercicio no lo puedo hacer a la distancia. Así que propongo a quienes quieran animarse a recoger los tonos que tiñen a Caracas, a compartir sus fotografías y que juntos hagámos un collage caraqueño. Una antesala a lo que podría ser la temática del próximo Concurso de Fotografía CIUDAD POSITIVA.


jueves, 26 de mayo de 2011

Las cosas que sólo pasan en esta ciudad...



¿Motores a máxima revolución?


El Gobierno no tiene la razón. Y así se lo ha dejado ver el Metro de Caracas.
Todo cuanto se han empeñado en implementar, mantener o eliminar se ha caído por su propio peso. Así que algo parece quedar claro: los motores del Metro de Caracas no se mueven “a máxima revolución”, como sugiere el eslogan que le colocó uno de los 11 presidentes que han pasado por la empresa desde que Chávez llegó al poder.
Los hechos hablan por sí solos. Desde junio de 2006, el pasaje del Metro se mantuvo congelado por razones políticas en 0,5 BsF. No había nada ni nadie que hiciera cambiar al Gobierno de opinión. El populismo en su máxima expresión podía más que el deterioro que sufría el sistema por el uso masivo y por la falta de inversión. Pero tarde o temprano, debían corregir su empeño de hacer del Metro un instrumento político y elevar la tarifa contra su propia voluntad.






Ese doble discurso en el manejo del Metro de Caracas ha sido repitente y reiterativo. El afán de la directiva por encasillar a la empresa en la corriente socialista los llevó en 2009 a "acabar con el monopolio" que -a su juicio- tenía la firma DLB Group con la comercialización de la publicidad. La decisión del entonces presidente Claudio Román Farías significó para la empresa de transporte masivo la pérdida de al menos BsF 600 mil mensuales provenientes de unos 40 clientes. En junio de 2010, a la directiva del Metro no le quedó de otra que que reconsiderar su posición. Y abrió un concurso para la comercialización de los espacios. Tanto proselitismo, por lo visto, no les estaba siendo rentable.
En junio de 2009, se quiso usar al Metro de Caracas para castigar a "los oligarcas”, pero ese juego tampoco les salió bien. Inolvidable fue aquel anuncio del entonces presidente del Metro, Claudio Farías, de replantear la Línea 5 porque beneficiaba a la oligarquía. “Esa es una línea que beneficia a la oligarquía (...)”, diría Farías. “Las Mercedes, hermano, la Principal de Las Mercedes va a tener dos estaciones en la propuesta cuando todo el mundo que va a Las Mercedes va (sic) en su carro a los restaurantes. ¿Se necesita que la Principal de Las Mercedes tenga dos estaciones? Ni siquiera, La Hoyada y Capitolio”. Esa declaración le costó el cargo y el Gobierno por su parte, no volvió a mencionar nada sobre aquel cambio que supuestamente ya contaba con un estudio.

Ante el último incidente que produjo la separación de unos vagones, el ministro Garcés aseguró que se trata de “algo natural que se da en cualquier sistema ferroviario”. Un hecho aislado, como suelen decir. No pretendo ser pájaro de mal aguero, pero sólo espero que esta vez la historia sí le dé la razón.




Mirelis Morales Tovar
@mi_mo_to
Ilustración tomada del blog Los Corotos.

viernes, 13 de mayo de 2011

Las cosas que reflexiono en otra ciudad...





No soy de aquí. Ni de allá
Sí, me siento libre. Pero también siento que no soy de este lugar.
No soy de aquí. No es mi país.
Soy una extranjera. Y lo seré siempre.
Aunque diga “vale”, aunque diga “coche”, aunque diga “móvil” nunca seré de aquí.
No me acostumbro a desayunar tortilla de papa. Ni a tomar chocolate caliente después de rumbear. No concibo hacer una siesta después de almuerzo ni que el domingo sea de fiestas de guardar (*). Sigo diciendo “Buenos Días” en vez de “Hola”, dando un solo beso en vez de dos y pidiendo las cosas “por favor”.
No soy de aquí. Lo sé. Pero que libre me siento.
Libre de caminar por la calle sin tener que mirar a los lados. Dichosa de poder disfrutar del espacio público. Civilizada de detenerme en la escalera mecánica en el lado derecho o circular por el izquierdo. Maravillada por el funcionamiento del transporte público. Sorprendida por tan variada oferta cultural. Y avergonzada por no lo leer al mismo ritmo de quienes viajan conmigo en el metro.
Pero no soy de aquí. Y, sin embargo, tampoco de allá.
Aunque muero por una arepa con queso guayanés, aunque mi léxico está saturado de disminutivos, aunque diga “chama” “chévere” y “vaina” cada dos oraciones, no soy de allá.
No me acostumbro a vivir con el miedo de que “seré la próxima”. No concibo la viveza como modo de vida. No comulgo con la intolerancia, el irrespeto, la violencia y el oportunismo. Sigo dando los “Buenos Días” aunque pocos me contesten, sigo alardeando de nuestra ciudad aunque pocos la quieran, sigo teniendo esperanza de un futuro mejor aunque muchos la hayan perdido...
¿Quedarme? No lo sé. Aquí ya está todo hecho. Allá está todo por hacer.

Mirelis Morales Tovar
@mi_mo_to

(*) Día en que hay obligación de oír misa.

lunes, 9 de mayo de 2011

Las cosas que reflexiono en otra ciudad...



Y tú... ¿qué has hecho hoy por Caracas?

La pregunta es contigo. Pero también es con él, con ella, con esos de más allá, con aquellos y conmigo. Pues mucho nos quejamos del deterioro de esta ciudad y con toda razón. Pero creo que pocas veces nos detenemos a pensar: ¿qué estoy haciendo yo para mejorar la situación? ¿o qué estoy haciendo para empeorarla? No pretendo exculpar a los alcaldes de sus culpas. Ellos que se encarguen de lo suyo. Mientras, nosotros como ciudadanos tenemos que hacernos cargo de lo nuestro.

Y allí mi punto. ¿Qué podemos hacer desde nuestra trinchera? Aquí, humildemente, dejo cinco ideas. No harán milagro. Pero quizás pueden ayudar a hacer de Caracas un lugar un poco más amable o más llevadera. ¿Tiene más ideas? ¿O mejores? Anímese a compartirlas. Pero sobre todo a ponerlas en prácticas. Eso, al final, es lo más importante.

1. Dar los “Buenos Días”
Es tan sencillo. Y genera tantos cambios positivos en el ánimo de la gente, que no decirlo es una maldad. “Buenos días” al entrar en un ascensor. “Buenas tardes” al comprar un ticket de metro o “Buenas noches” al entrar a un restaurante. Si nadie responde. allá ellos. Usted cumplió.
Lo mismo se aplica con otros gestos de amabilidad como “Gracias”, “Permiso”, “Perdón”. Lo cortés no quita lo valiente.
2. Ser honesto
¿Y eso cómo se come? Pues, fácil. Dejando de hacernos “los vivos”. Un poco de honestidad no le hace daño a nadie. ¿Cómo se aplica eso en la vida diaria? No manejar por el hombrillo, no colarse en una cola, devolver aquellos objetos ajenos que nos encontremos, reportarle al cajero si nos ha pagado de más o al mesonero si olvidó cargar un pedido. Eso no significa ser “pendejo”, sino actuar con honestidad y dormir con la conciencia tranquila.
3. Ser buen conductor
Ya bastante costoso sale la reparación de un choque, para andar de arriesgado por las vías. Pero más allá de eso, manejar correctamente es una acto de ciudadanía. Quienes conducen bien contribuyen a resguardar la vida de los peatones y del resto de los conductores. Quienes conducen bien ayudan a agilizar el tráfico o al menos a no generar más cola. Quienes conducen bien se ahorran una multa. Quienes conducen bien dan ejemplo a sus hijos. Así que razones sobran.
4. Ser un buen peatón
No tener carro, tampoco significa que carezcamos de responsabilidad al salir a la calle. Como peatones también tenemos deberes. Comenzando por utilizar el rayado peatonal y no cruzar donde se nos da la gana como el más bravo de todos. Y respetando nuestro turno en el semáforo. Es tan fácil... Pensemos que esa es nuestra “área de seguridad” y que podemos contribuir así a no empeorar el problema del tráfico.
5. Más que limpiar, no ensuciar
Oye, no digo que tengamos que hacer el trabajo de la empresa de recolección de basura. Pero sí, que podemos hacérselo más sencillo. ¿Cómo? Con cosas tan simples como no botar basura donde nos dé la gana, que usemos las papeleras, que saquemos la basura en el horario que nos corresponde, que llevemos una bolsita cuando toca pasear al perro y esas cosas de sentido común que no cuestan nada.


Y si estamos de ánimo para colaborar un poco más con la ciudad, pues entonces les dejo los 10 mandamientos de Caracas. Y que cada quien pase a confesarse...


Mirelis Morales Tovar

@mi_mo_to